Papa Francisco: Me gustaría, pero no lograremos hacerlo. Porque en el momento en que salga de aquí vendrá la gente a mí. Cuando fui a cambiar los cristales de mis gafas a la ciudad eran las siete de la tarde. No hay mucha gente en la calle. Me han llevado al óptico y he salido del carro y allí había una mujer que me ha visto y ha gritado: '¡Aquí está el Papa!' Y después yo estaba dentro y fuera toda la gente…
¿Le falta el contacto con la gente?
Papa Francisco: No me falta porque la gente viene aquí. Cada miércoles voy a la Plaza para la Audiencia General, alguna vez voy a alguna parroquia: estoy en contacto con la gente. Por ejemplo ayer (26 de octubre) han venido más de 50.000 gitanos al Aula Pablo VI.
Se ve que usted disfruta de este recorrido por la Plaza durante la Audiencia General…
Papa Francisco: Es verdad. Sí, es verdad.
Su homónimo San Francisco eligió la pobreza radical y vendió también su evangeliario. En cuanto Papa y Obispo de Roma, ¿se siente alguna vez bajo presión por vender los tesoros de la Iglesia?
Papa Francisco: Esta es una pregunta fácil. No son los tesoros de la Iglesia, sino que son los tesoros de la humanidad. Por ejemplo, si yo mañana digo que La Piedad de Miguel Ángel sea subastada no se podría hacer porque no es propiedad de la Iglesia. Está en una iglesia, pero es de la humanidad. Esto vale para todos los tesoros de la Iglesia. Pero hemos comenzado a vender los regalos y otras cosas que me dan. Y los beneficios de las ventas van a Mons. Krajewski, que es mi limosnero. Y después está la lotería. Estaban los carros que han sido todos vendidos o dados a través de una lotería y lo recaudado se ha usado para los pobres. Hay cosas que se pueden vender y estas se venden.
¿Se da cuenta de que la riqueza de la Iglesia puede crear este tipo de expectativas?
Papa Francisco: Sí, si hacemos un catálogo de bienes de la Iglesia se piensa: 'la Iglesia es muy rica'. Pero cuando se firmó el Concordato con Italia en 1929 sobre la 'Questione Romana' (el asunto romano), el gobierno italiano de aquel tiempo ofreció a la Iglesia un gran parque en Roma. El Papa de entonces, Pío XI, dijo: 'no, querría sólo medio kilómetro cuadrado para garantizar la independencia de la Iglesia'. Este principio vale todavía. Sí, los bienes inmobiliarios de la Iglesia son muchos, pero los usamos para mantener las estructuras de la Iglesia y para mantener muchas obras que se hacen en los países necesitados: hospitales, escuelas. Ayer por ejemplo he pedido enviar al Congo 50.000 euros para construir tres escuelas en países pobres, la educación es una cosa importante para los niños. Fui a la administración competente, hice esta petición y el dinero ha sido enviado.
Hablemos de Holanda. ¿Usted ha estado alguna vez en nuestro país?
Papa Francisco: Sí, una vez cuando fui superior provincial de los jesuitas de Argentina. Estaba de paso en el transcurso de un viaje. Estuve en Wijchen, porque allí tenían el noviciado, y estuve también en Ámsterdam un día y medio, donde visité una casa de los jesuitas. De la vida cultural no vi nada porque no tuve tiempo.
Por eso podría ser una buena idea si los sintecho de Holanda le invitasen a una visita a nuestro país. ¿Qué piensa, Santo Padre?
Papa Francisco: Las puertas no están cerradas a esta posibilidad.
Así, cuando haya una petición como esta, ¿usted la tomará en consideración?
Papa Francisco: La considero. Y ahora que Holanda tiene una reina argentina (ríe), a lo mejor.
¿Tiene quizás un mensaje especial para los sintecho de nuestro país?
Papa Francisco: No conozco bien las particularidades de los sintecho de Holanda. Querría decir que Holanda es un país desarrollado con muchas posibilidades. Yo pediría a los sintecho holandeses continuar luchando por las tres 't'.
Al final, también Marc hace algunas preguntas. Quiere saber, entre otras cosas, si el Papa de pequeño soñaba ya con ser Papa. El Santo Padre responde con un resuelto 'No'.
Papa Francisco: Pero haré una confidencia. Cuando era pequeño no existían los negocios donde se vendían las cosas. En lugar de ellos existía el mercado donde se encontraba el carnicero, el frutero, etc. Yo iba con mi madre y mi abuela para hacer la compra. Era pequeñito, tenía cuatro años. Y una vez me preguntaron: '¿Qué te gustaría ser de mayor?' Y dije: '¡Carnicero!'.
Para muchos hasta el 13 de marzo de 2013 (día en que fue elegido Papa) usted era un desconocido. De un momento a otro se convirtió en famoso en todo el mundo. ¿Cómo vivió esta experiencia?
Papa Francisco: Llegó y no lo esperaba. No perdí la paz. Y esto es una gracia de Dios. No pienso tanto en el hecho de que soy famoso. Me digo a mí mismo: 'ahora tengo un puesto importante, pero en diez años ninguno me conocerá más' (se ríe). Sabe, hay dos tipos de fama: la fama de los 'grandes' que han hecho grandes cosas, como Madame Curie (una famosa física, matemática y química polaca), y la fama de los vanidosos. Esta última fama es como una pompa de jabón.
Usted dice 'ahora estoy aquí y debo hacer lo mejor' y ¿continuará este trabajo hasta cuando no esté en condiciones?
Papa Francisco: Si
Santo Padre, ¿se puede imaginar un mundo sin pobres?
Papa Francisco: Yo querría un mundo sin pobres. Debemos luchar por esto. Pero yo soy un creyente y sé que el pecado está siempre dentro de nosotros. Y la codicia humana existe siempre, la falta de solidaridad, el egoísmo que crea los pobres. Por eso me parece un poco difícil imaginar un mundo sin pobres. Si usted piensa en los niños explotados por el trabajo esclavo, o en los niños explotados por abuso sexual. Y otra forma de explotación: asesinar a los niños para sacarles los órganos, el tráfico de órganos. Asesinar a los niños para quitarles los órganos es codicia. Por eso no sé si lograremos este mundo sin pobres, porque el pecado existe siempre y nos lleva al egoísmo. Pero debemos luchar, siempre, siempre.
(Traducido del italiano por Álvaro de Juana)
Tamibén te puede interesar:
Dona a ACI Prensa
Si decides ayudarnos, ten la certeza que te lo agradeceremos de corazón.
Donar