VATICANO,
El Papa Francisco recibió esta mañana en el Palacio Apostólico a los participantes de la "Peregrinación de El Salvador" a Roma como signo de agradecimiento por la beatificación de Mons. Óscar Romero el 23 de mayo de este año. En su discurso habló de los mártires actuales, que son "un tesoro", así como del testimonio del beato.
El Pontífice también deseó que "la terrible tragedia del sufrimiento de tantos de nuestros hermanos a causa del odio, la violencia y la injusticia", termine en ese país.
En su saludo, Francisco aseguró que "desde los inicios de la vida de la Iglesia, los cristianos, persuadidos por las palabras de Cristo, que nos recuerda que 'si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo' hemos tenido siempre la convicción de que la sangre de los mártires es semilla de cristianos".
"Sangre de un gran número de cristianos mártires que también hoy, de manera dramática, sigue siendo derramada en el campo del mundo, con la esperanza cierta que fructificará en una cosecha abundante de santidad, de justicia, reconciliación y amor de Dios", dijo refiriéndose a la persecución religiosa de los cristianos en Oriente Medio.
El Papa también recordó que "mártir no se nace" sino que "es una gracia que el Señor concede, y que concierne en cierto modo a todos los bautizados".
"El mártir, en efecto, no es alguien que quedó relegado en el pasado, una bonita imagen que engalana nuestros templos y que recordamos con cierta nostalgia. No, el mártir es un hermano, una hermana, que continúa acompañándonos en el misterio de la comunión de los santos, y que, unido a Cristo, no se desentiende de nuestro peregrinar terreno, de nuestros sufrimientos, de nuestras angustias".