ROMA,
La revista francesa Paris Match ha publicado en su edición de hoy una extensa entrevista realizada en el Vaticano con el Papa Francisco. Entre otros temas, el Santo Padre se refiere a las razones por las que escogió llamarse así, su relación con Santa Teresa de Lisieux, los motivos para la canonización de sus padres este domingo en el marco del Sínodo de la Familia, el rol de la Santa Sede y el suyo en la mediación para los procesos de paz en el mundo.
A continuación, amplios extractos de la entrevista realizada por la periodista Caroline Pigozzi de Paris Match.
El Santo Padre comienza la entrevista afirmando que está "bien, pero sabe, los viajes son bastante fatigosos y en este momento, con el Sínodo de los Obispos, esto me deja poco tiempo".
En referencia al hecho de que nunca antes había ido a Estados Unidos hasta su reciente visita en septiembre, Francisco señala que "los viajes que hacía estaban motivados por reuniones en lugares donde había encargado de novicios, provincial, rector de facultades de filosofía y teología, como obispo. Ninguna de estas reuniones (congresos, sínodos) se hizo en Estados Unidos y esa es la razón por la que nunca tuve la ocasión de visitar ese país".
Los motivos de la canonización de los padres de Santa Teresa de Lisieux: "Louis y Zélie Martin, los padres de Santa Teresa del Niño Jesús, son una pareja de evangelizadores que, mientras vivían, han testimoniado la belleza de la fe en Jesús. Al interior de su casa y en el exterior. Se sabe bien que la familia Martin era acogedora y que abrían sus puertas y su corazón. Entonces, en esa época, cierta ética burguesa, tomando la excusa del decoro, despreciaba a los pobres y ellos dos, con sus cinco hijos, consagraron la energía del tiempo y el dinero para ayudar a los necesitados. Ciertamente son un modelo de santidad y de vida en pareja".
Su relación con Santa Teresa de Lisieux: "es una de las santas que nos hablan más de la gracia de Dios. Cómo Dios viene a nosotros, nos tiende la mano y nos permite escalar fácilmente la montaña de la vida, con la condición de que nos abandonemos totalmente a Él, que nos dejemos "transportar" por Él.