ROMA,
Guzmán Carriquiry es el Vicepresidente de la Pontificia Comisión para América Latina en el Vaticano y, como tal, el laico de más alto rango en la Curia. Uruguayo, trabaja en la Santa Sede desde hace más de 40 años y se ha dedicado al servicio a la Iglesia, colaborando con varios Pontífices. Ahora, con el Sínodo de los Obispos en marcha, explica cuál es el desafío que tiene esta asamblea en la que el mundo ha puesto los ojos.
En el programa Sínodo para la Familia, que ha comenzado a transmitir en vivo EWTN desde Roma en español, inglés y alemán, Carriquiry dijo que "no podemos quedarnos en el lamento de que todo tiempo pasado fue mejor o marcar con el dedo las miserias que se viven hoy día en el matrimonio".
Con 44 años de casado, 4 hijos y diez nietos, el profesor Guzmán Carriquiry dijo que el desafío del Sínodo y de los católicos de todo el mundo consiste en "lanzar una nueva y gran misión evangelizadora que abrace a los matrimonios del mundo, en la situación que se encuentren, para romper prejuicios y resistencias y llegar al corazón de las familias con la experiencia de la belleza fundada en el Evangelio de Cristo porque solo la belleza provoca el seguimiento".
En el programa, Carriquiry recordó que "el futuro del mundo se juega en el seno de las familias, en lo más sencillo y lo cotidiano. Allí están en juego los afectos primordiales de la persona como don, esas relaciones humanas capitales que son la paternidad, la maternidad, la nupcialidad, la fraternidad, que son los distintos rostros del amor de Dios".
"Si el Papa ha decidido tener en octubre del año pasado un Sínodo extraordinario para discernir la situación actual de la familia, más amenazada que nunca, y ahora este Sínodo para reflexionar sobre la familia en toda su verdad y su belleza, es porque el Santo Padre coloca a la familia como prioridad fundamental de la misión de la Iglesia".