VATICANO,
El Papa Francisco presidió en la tarde del sábado una Vigilia de Oración por el Sínodo de la Familia en la Plaza de San Pedro.
Después de la intervención de los responsables mundiales de algunos movimientos y realidades eclesiales, el Santo Padre pronunció su homilía, en la que trazó algunos aspectos de la familia y de la propia Iglesia, que es "madre" "capaz de engendrar la vida".
"La familia es lugar de santidad evangélica, llevada a cabo en las condiciones más ordinarias" y "cada familia es siempre una luz, por más débil que sea, en medio de la oscuridad del mundo".
El Papa pidió a los miles de fieles presentes rezar por el Sínodo y sus participantes, "pues, como recordaba el Patriarca Atenágoras, sin el Espíritu Santo, Dios resulta lejano, Cristo permanece en el pasado, la Iglesia se convierte en una simple organización, la autoridad se transforma en dominio, la misión en propaganda, el culto en evocación y el actuar de los cristianos en una moral de esclavos".
Oremos, pues –pidió– para que el Sínodo que se abre mañana sepa reorientar la experiencia conyugal y familiar hacia una imagen plena del hombre" así como "reconocer, valorizar y proponer todo lo bello, bueno y santo que hay en ella".
También solicitó que el Sínodo sepa "abrazar las situaciones de vulnerabilidad que la ponen a prueba: la pobreza, la guerra, la enfermedad, el luto, las relaciones laceradas y deshilachadas de las que brotan dificultades, resentimientos y rupturas; que recuerde a estas familias, y a todas las familias, que el Evangelio sigue siendo la 'buena noticia' desde la que se puede comenzar de nuevo".