ATLANTA,
Las autoridades del estado de Georgia (Estados Unidos), aplicaron ayer la pena de muerte a Kelly Gissendaner, una mujer culpable de haber instigado el asesinato de su esposo; y por quien el Papa Francisco había pedido que le fuera perdonada la vida.
El pedido del Papa se hizo a través del Nuncio Apostólico en Estados Unidos, Mons. Carlo Maria Viganò, pero ello no fue aceptado por la junta estatal de Indultos y Libertad Condicional.
Gissendaner fue sentenciada a muerte en 1997, luego de ser hallada culpable de instigar a su amante para que matara puñaladas a su esposo Douglas. La sentencia se cumplió a las 12:27 a.m. del 30 de septiembre. En una carta remitida a las autoridades el 29 de septiembre, Mons. Viganò escribió que "como representante personal de Su Santidad el Papa Francisco en los Estados Unidos de América, hago un llamado urgente, de su parte, para la conmutación de la pena de muerte de la señora Kelly Gissendaner".
Mons. Viganò citó las palabras del Santo Padre en su discurso al Congreso de Estados Unidos, en que reiteró su deseo de "la abolición mundial de la pena de muerte" y dijo que "estoy convencido que este es el mejor camino, porque cada vida es sagrada, cada persona humana está dotada de una dignidad inalienable y la sociedad sólo puede beneficiarse en la rehabilitación de aquellos que han cometido algún delito".
Los últimos momentos de Kelly
En los últimos años, Kelly Gissendaner aseguró haber tenido un profundo cambio en su vida y haber encontrado la fe en la cárcel. Esto la llevó a estudiar y graduarse en teología durante el tiempo que estuvo en prisión.