VATICANO,
"Que nunca, nunca, nunca se apague en nuestro corazón la nostalgia de Dios". Es el deseo del Papa Francisco en la primera Misa en la Casa Santa Marta después de su Visita Apostólica a Cuba y Estados Unidos, en la que explicó la importancia de este tema para el corazón humano.
El Pontífice, como siempre, comentó las lecturas del día e invitó a que cada uno piense si está contento con su vida y tiene a Dios presente cada día.
El pueblo de Israel, en su deportación a Babilonia, "estaba contento pero lloraba y escuchaba la Palabra de Dios; tenía alegría, pero también llanto, todo junto", explicó Francisco, porque "un corazón que no sabe qué es la nostalgia no puede hacer fiesta".
Esto es porque "simplemente, este pueblo no había encontrado solo su ciudad, la ciudad donde había nacido, la ciudad de Dios, este pueblo al escuchar la Ley, encontró su identidad, y por eso estaba alegre y lloraba". Encontraron su identidad "que con los años de deportación estaba un poco perdida", aclaró.
Francisco recordó las palabras de Jeremías al asegurar que 'la alegría del Señor es vuestra fuerza'. "Es la alegría que da el Señor cuando encontramos nuestra identidad. Y nuestra identidad se pierde en el camino, se pierde en muchas deportaciones o autodeportaciones nuestras cuando hacemos un nido aquí, un nido allí, un nido… y no en la casa del Señor".
El Santo Padre explicó que "cuando tú has perdido aquello que era tuyo, tu casa, lo que te pertenecía, te viene esta nostalgia y esta nostalgia te lleva de nuevo a tu casa".