El Papa Francisco pronunció la siguiente homilía en el rezo de las Vísperas con los sacerdotes, religiosas y religiosos de Nueva York en la Catedral de San Patricio. Antes de su homilía, el Santo Padre dio su pésame a los musulmanes por la tragedia en la Meca en Arabia Saudita en donde murieron más de 700 personas.
Dos sentimientos tengo hoy para con nuestros hermanos islámicos. Primero, mi saludo por celebrarse hoy el Día del Sacrificio. Hubiera querido que mi saludo fuera más caluroso según los sentimientos, que es mi cercanía, mi cercanía ante la tragedia que su pueblo ha sufrido hoy en la Meca. En este momento de oración, me uno, nos unimos en la plegaria a Dios nuestro Padre Todopoderoso y misericordioso.
A continuación el texto completo de las palabras del Santo Padre:
Escuchamos al apóstol: «Alégrense, aunque ahora sea preciso padecer un poco en pruebas diversas» (1P 1,6). Estas palabras nos recuerdan algo esencial: tenemos que vivir nuestra vocación con alegría.
Esta bella Catedral de San Patricio, construida a lo largo de muchos años con el sacrificio de tantos hombres y mujeres, es símbolo del trabajo de generaciones de sacerdotes, religiosos y laicos americanos que han contribuido a la edificación de la Iglesia en los Estados Unidos. Son muchos los sacerdotes y consagrados de este País que, no solo en el campo de la educación, han tenido un papel fundamental, ayudando a los padres en la labor de dar a sus hijos el alimento que los nutre para la vida.
Muchos lo hicieron a costa de grandes sacrificios y con una caridad heroica. Pienso, por ejemplo, en Santa Isabel Ana Seton, cofundadora de la primera escuela católica gratuita para niñas en los Estados Unidos, o en San Juan Neumann, fundador del primer sistema de educación católica en este País.