VATICANO,
"Adorar, caminar y acompañar". Son las tres palabras sobre las que reflexionó el Papa Francisco –improvisando todo el discurso– al recibir en audiencia en el Vaticano a los participantes del Capítulo General de los Claretianos (Misioneros Hijos del Corazón Inmaculado de María) sobre el tema "Testimonios y mensajeros de la alegría del Evangelio".
Esta congregación religiosa fue fundada por el español San Antonio María Claret, quien, curiosamente siendo sacerdote, quiso hacerse jesuita y partir a las misiones. Finalmente una enfermedad no se lo permitió obligándolo a permanecer en España.
Adorar
"Nosotros en el mundo de la eficiencia hemos perdido el sentido de la adoración", subrayó el Pontífice. "Incluso en la oración", añadió.
El Papa aseguró que "es cierto, rezamos, alabamos al Señor, pedimos, agradecemos… Pero la adoración, ese estar delante del único Dios, de aquello que es lo único que no tiene precio, que no se negocia, que no se cambia… Y todo lo que está fuera de Él es imitación de cartón, es ídolo. Adorar".
En concreto a ellos les solicitó "un esfuerzo" por crecer en la adoración. "Es una carencia de la Iglesia en este momento, por falta de pedagogía. Ese sentido de la adoración que vemos en el primer Mandamiento de la Biblia, adorar al único Dios. 'No tendrás, acuérdate Israel, no tendrás otro Dios más que el único'. Adorar: 'a Él solo adorarás'".