Cada 9 de septiembre se recuerda a Santa María de la Cabeza, María Toribia, esposa de San Isidro Labrador.
Santa donde Dios la quiso
María Toribia nació probablemente en Torrelaguna (España) entre finales del siglo XI e inicios del XII. Fue esposa de San Isidro Labrador, con quien tuvo un hijo. Durante muchos años se dedicó a la atención y servicio de su hogar; después, cuando su hijo alcanzó la madurez y de pleno acuerdo con su esposo, se consagró a la vida contemplativa.
Santa María de la Cabeza fue una mujer de notable humildad, de gran paciencia, devoción y espíritu de austeridad.
El milagro del pozo
De acuerdo a una antigua tradición, el pequeño y único hijo de María Toribia, Illán, cayó accidentalmente a un pozo profundo. Al darse cuenta de lo sucedido, María Toribia e Isidro, su esposo, corrieron a auxiliar al niño, pero sin encontrar la forma de sacar al pequeño. Fue así que, con el alma en vilo, ambos padres se pusieron a rezar con tanta fe que, de pronto, las aguas del pozo empezaron a elevarse y elevarse, hasta que el pequeño, que flotaba sentado sobre una canasta, alcanzó la boca del pozo, sano y salvo.