VATICANO,
El 1 de septiembre se publicó la carta del Papa Francisco por el Jubileo de la Misericordia en la que extendió a todos los sacerdotes la facultad especial de perdonar el aborto, es decir, la capacidad de dar una "absolución particular" que busca hacer comprender "la gravedad" de matar a una ser humano en el vientre de su madre, explicó el Penitenciario Mayor de la Santa Sede, Cardenal Mauro Piacenza.
En declaraciones a ACI Prensa, el Penitenciario Mayor explicó que "la facultad especial (para perdonar el pecado del aborto) fue hecha para hacer comprender la gravedad del hecho consumado: desde el primer instante de su existencia, el ser humano debe verse reconocido con los derechos de la persona, entre los cuales está el derecho inviolable a la vida de todo ser inocente e indefenso".
En ese sentido, recordó que el canon 1398 del Código de Derecho Canónico advierte que las personas que colaboran para que un aborto se consume "caen bajo la pena de excomunión". "Ciertamente no es responsabilidad solo de la madre, a veces lamentablemente víctima de graves presiones de personas y situaciones, sino también el médico que practica la intervención, como el personal de enfermería que lo asiste y el padre del niño".
Sin embargo, indicó que puede "darse el caso en el cual la única persona que no cae bajo excomunión es la madre porque fue 'forzada'".
El Arzobispo explicó que el objetivo de "la pena de la excomunión llamada 'latae sententiae' (automática)", es proteger la vida humana y llevar "a los culpables al arrepentimiento y a la conversión". "Con la pena de excomunión la Iglesia no intenta de algún modo restringir el campo de la misericordia. Simplemente se evidencia la gravedad del crimen y el daño irreparable causado al inocente muerto, a sus padres y a la sociedad entera", señaló.
El Cardenal Piacenza señaló que "la remisión de la excomunión por aborto está reservada al obispo", pero puede delegarla a otros, como el penitenciario diocesano, vicarios y capellanes.