VATICANO,
En la audiencia que sostuvo hoy con los Padres de Schoenstatt que participan del capítulo general de esta institución fundada por el P. José Kentenich hace 50 años, el Papa Francisco alentó a los sacerdotes a no descuidad nunca la oración porque, entre otras cosas, en ella "aprendemos a no pasar de largo ante Cristo que sufre en los hermanos".
En su discurso esta mañana en el Vaticano el Santo Padre recordó que el P. Kentenich tenía un lema que decía: "estad con el oído en el corazón de Dios y la mano en el pulso del tiempo'. Aquí están los dos pilares de una auténtica vida espiritual''.
Sobre la segunda parte "'tomar el pulso del tiempo", el Papa dijo que se trata de encarar la realidad como es: "no hay que tenerle miedo a la realidad (...). El diálogo con Dios en la oración nos lleva también a escuchar su voz en las personas y en las situaciones que nos rodean. No son dos oídos distintos".
"Cuando nos encontramos con nuestros hermanos, especialmente con aquellos que a los ojos nuestros o del mundo son menos agradables, ¿qué vemos? ¿Nos damos cuenta de que Dios los ama, de que tienen la misma carne que Cristo asumió o me quedo indiferente ante sus problemas? (…) En la oración aprendemos a no pasar de largo ante Cristo que sufre en sus hermanos. Aprendemos a servir''.
El Santo Padre resaltó luego la importancia del contacto frecuente con Dios: "no es buen camino descuidar la oración o, peor aún, abandonarla con la excusa de un ministerio absorbente... Sería un grave error pensar que el carisma se mantiene vivo concentrándose en las estructuras externas o la forma. Dios nos libre del espíritu de funcionalismo".
Hablando de la importancia del carisma del movimiento Schoenstatt, el Pontífice dijo que "tras estos años de recorrido les preocupa mantener vivo el carisma fundacional y la capacidad de saber transmitirlo a los más jóvenes (…) de tal manera que siga inspirando y sosteniendo sus vidas y su misión".