VATICANO,
El Papa Francisco prosiguió sus catequesis sobre la familia y esta vez reflexionó sobre el lugar de la oración en la familia, sobre la importancia de enseñar a los niños a rezar y sobre la necesidad de buscar a Dios porque sin él no hay paz.
Al iniciar su reflexión el Pontífice comentó que "la queja más frecuente de los cristianos consiste precisamente en el tiempo: 'Debería rezar más…: quisiera hacerlo, pero a menudo me falta el tiempo'. Lo escuchamos continuamente".
Ante esto, refirió el Papa, "si el afecto por Dios no enciende el fuego, el espíritu de la oración no calienta el tiempo. Podemos también multiplicar nuestras palabras, 'como hacen los paganos' decía Jesús; o también mostrar nuestros ritos, 'como hacen los fariseos'".
"Un corazón habitado por el afecto por Dios convierte en oración incluso un pensamiento sin palabras, o una invocación ante de una imagen sagrada, o un beso enviado hacia la iglesia. Es bello cuando las madres enseñan a los hijos pequeños a mandar un beso a Jesús o a la Virgen. ¡Cuánta ternura hay en eso!"
En aquel momento, prosiguió Francisco, "el corazón de los niños se transforma en lugar de oración y es un don del Espíritu Santo. ¡No olvidemos nunca pedir este don para cada uno de nosotros! Porque el Espíritu de Dios tiene su modo especial de decir en nuestros corazones 'Abbà', es decir, 'Padre', nos enseña a decir padre, del mismo modo como lo decía Jesús, un modo que no podremos nunca encontrar solos".
Es en la familia donde "se aprende a pedir y apreciar ese don del Espíritu. Si lo aprendes con la misma espontaneidad con la cual aprendes a decir 'papá' y 'mamá', lo has aprendido para siempre. Cuando esto sucede, el tiempo de la entera vida familiar viene envuelto en el vientre del amor de Dios, y busca espontáneamente el tiempo de la oración".