Cada 26 de agosto, la Iglesia celebra a Santa Teresa de Jesús Jornet e Ibars, religiosa española que se santificó en el servicio a los ancianos en estado de abandono. En 1873 fundó -junto al P. Saturnino López Novoa- la congregación religiosa de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados, en la ciudad de Barbastro, Huesca (España).
Su obra se extendió rápidamente, floreciendo y dando abundantes frutos, al punto de que a la muerte de la Madre Teresa la congregación estaba a cargo de 103 asilos para ancianos, repartidos estos entre España y América.
El bien es difusivo
Teresa Jornet nació en Aitona, Lérida (España), el 9 de enero de 1843, en el seno de una familia profundamente católica. Como muestra de ello están las numerosas vocaciones que florecieron dentro de la familia. Dos de sus hermanas fueron también religiosas: una de ellas, Josefa, ingresó a las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul y sirvió muchos años en un hospital de la Habana (Cuba); la otra se incorporó a la Congregación que Teresa fundó. Finalmente, tres de las hijas de su hermano también formaron parte de su comunidad.
Inicialmente Teresa estudió para ser maestra en la ciudad de Lérida. Al graduarse fue invitada por un tío suyo, el Beato P. Francisco Palau y Quer -carmelita descalzo exclaustrado- a trabajar en el Instituto de las Hermanas Terciarias Carmelitas, que él había fundado. Teresa trabajó allí con esmero, pero sin considerar aún la vida religiosa como opción para su vida.