El rey San Esteban de Hungría (aprox. 975-1038), cuya fiesta se celebra cada 16 de agosto, fue esposo de la Beata Gisela de Baviera. Del amor de ambos nació San Emerico, a quien el monarca dio los siguientes consejos para que fuera un buen gobernante y santo.
Estas recomendaciones están en el Oficio de lectura que los religiosos suelen meditar en este día.
1. Conservar la fe
"En primer lugar, te ordeno, te aconsejo, te recomiendo, hijo amadísimo, si deseas honrar la corona real, que conserves la fe católica y apostólica con tal diligencia y desvelo que sirvas de ejemplo a todos los súbditos que Dios te ha dado, y que todos los varones eclesiásticos puedan con razón llamarte hombre de auténtica vida cristiana, sin la cual ten por cierto que no mereces el nombre de cristiano o de hijo de la Iglesia".
2. Amar y proteger a la Iglesia
"En el palacio real, después de la fe ocupa el segundo lugar la Iglesia, plantada primero por Cristo, nuestra cabeza, trasplantada luego y firmemente edificada por sus miembros, los apóstoles y los santos padres, y difundida por todo el orbe. Y, aunque continuamente engendra nuevos hijos, en ciertos lugares ya es considerada como antigua".