LA HABANA,
Como parte de la preparación para la visita del Papa Francisco a Cuba el próximo mes de septiembre, fue inaugurada en el poblado de Santa Margarita, poblado de Bejucal (La Habana), una casa de misión cuya función durante estos días será "dar a conocer" entre los pobladores la figura del Santo Padre y su mensaje.
Las casas de misión son una iniciativa evangelizadora que nació aproximadamente en 1970, y si bien fueron muy mal vistas por las autoridades, nunca se dictó una ley que las prohibiera. Actualmente en La Habana hay 242 de estas casas y unas 2.330 en toda Cuba.
La nueva casa de misión fue inaugurada por el párroco de Bejucal, P. Troadio Hernández, el pasado 1 de agosto. "Ahora en esta etapa (el objetivo) es dar a conocer en el barrio la figura del Papa y mensaje, así como la importancia pastoral que tiene. Sin abandonar el trabajo que semanalmente se hace en ellas", explicó a ACI Prensa el diácono permanente y Coordinador Departamento Misión y Animación Bíblico Pastoral de La Habana, P. Orlando Fernández Guerra.
Por su parte, el P. Hernández afirmó a ACI Prensa que "estas casas de misión son, sin lugar a dudas, el futuro de nuestra Iglesia" y con ellas se busca que la evangelización "pueda llegar a las periferias de la Iglesia". "A lograrlo contribuyeron mucho en mí, el entusiasmo de mi primer obispo, Mons. Fernando Prego, ya fallecido; su eminencia el Cardenal Jaime Ortega (Arzobispo de La Habana) y en la actualidad el tesón del vicario episcopal de esta zona, Mons. Rodolfo Loiz Morales", afirmó.
El sacerdote explicó que "la selección de las casas de misión es por la espontaneidad de sus propios propietarios. Descubren el valor de la fe y la necesidad de comunicarla a otras personas. En esta zona trabaja a tiempo pleno un misionero laico precisamente orientado a fomentarlas". "Son centros de espiritualidad, formación y lugares de culto. Habitualmente la atienden los propios fieles laicos con la asesoría del párroco", señaló.
Sobre su labor apostólica, el P. Hernández recordó la importancia de iniciar cada día "con la oración", que da fuerza a los sacerdotes para realizar "toda su actividad posterior", entre las que están las celebraciones litúrgicas, las visitas a los enfermos, "contactos persona a persona y la organización de estas casas de misión que son, sin lugar a dudas, el futuro de nuestra Iglesia".