Más de 140.000 personas murieron el 6 de agosto de 1945 la ciudad japonesa de Hiroshima, durante la Segunda Guerra Mundial, después de que Estados Unidos lanzara la bomba atómica Little Boy. En medio de la devastación, sucedió el llamado Milagro de Hiroshima, documentado por historiadores y médicos.
Aquél día dse celebraba la fiesta de la Transfiguración y cuatro sacerdotes jesuitas alemanes sobrevivieron a la radiación de la bomba atómica.
El superior de la Compañía de Jesús en Japón, Hugo Lassalle, junto a Hubert Schiffer; Wilhelm Kleinsorge y Hubert Cieslik, se encontraban en la casa parroquial de la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, uno de los pocos edificios que resistió a la bomba.
En el momento de la explosión, uno de ellos estaba celebrando la Eucaristía, otro desayunaba y el resto se encontraba en las dependencias de la parroquia.
Según escribió el propio P. Hubert Cieslik en su diario, únicamente sufrieron daños menores debido a los cristales rotos, pero ninguno a consecuencia de la energía atómica liberada por la bomba.
Los médicos les dijeron que la radiación les produciría lesiones graves, enfermedades e incluso una muerte prematura.