SANTIAGO,
En el día en que se debate el proyecto del aborto en Chile y ante la inminente votación para su aprobación o rechazo, dos obispos recuerdan que condenar a muerte a los niños por nacer es una grave injusticia.
En entrevista para el periódico del Arzobispado de Santiago, el Cardenal Ricardo Ezzati, Presidente de la Conferencia Episcopal de Chile (CECh), dijo que "con claridad y fuerza denunciamos que (una violación) se trata de una agresión brutal, pero con la misma claridad y fuerza planteamos el derecho a la vida del que está por nacer. Condenarlo a morir es una grave injusticia".
"Debemos respeto a la vida del inocente, de un ser débil que no puede defenderse y que puede ser víctima del atropello más grande que un ser humano pueda sufrir: Negarle el derecho a vivir", sentenció.
"Se pretende establecer una contraposición engañosa entre el derecho a elegir de la madre y el derecho a la vida del hijo que está por nacer. Entonces: ¿Qué justifica que la libertad de la madre esté por encima del derecho a la vida de su hijo?", cuestionó el Cardenal.
El Purpurado reiteró que "la agresión que supone una violación es injustificable" y explicó que "junto con la injustificable y dolorosa situación de la mujer y madre, no se puede silenciar que también está en juego una tercera persona, que es inocente, una vida que no tiene ninguna culpa de haber sido concebida, y que, por consiguiente -permítame decir- no ha cometido ningún delito para ser condenada a muerte".
También el presidente de la Comisión Nacional de Bioética y miembro de la Pontificia Academia para la Vida, Mons. Fernando Chomali, en una carta publicada en el sitio web de la CECh, afirmó que "Chile está enfrentado a un dilema crucial. Si va a permitir o no que los fuertes decidan respecto de los débiles y si va a permitir o no que la fuerza de la razón le ceda el espacio a la razón de la fuerza, y si va a permitir o no que el estado de derecho sea una mera poesía, un mero relato, pero que no se hace verdad y realidad en los que no tienen voz".