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Cada 2 de agosto la Iglesia celebra a San Pedro Fabro, nacido el 13 de abril de 1506 en Saboya (Francia). Fue el mayor de una familia devota y moderadamente próspera, que vivía del campo y del pastoreo. A los dieciséis años fue enviado a estudiar a La Roche, bajo el cuidado de Pierre Veillard, un santo y erudito sacerdote que ejerció en él una gran influencia.
En 1525 ingresó en el Colegio de Montaigu en la Universidad de París, pero pronto se trasladó al de Santa Bárbara, donde compartió alojamiento con San Francisco Javier, a través del cual conocería a San Ignacio de Loyola.
Transformado por los Ejercicios
Las dudas y tentaciones sobre su futuro asaltaron a Fabro, pero aconsejado por Ignacio, hizo la primera semana de los "Ejercicios Espirituales". Aquella experiencia lo haría replantear todo en su vida y decidirse por seguir a Cristo, convirtiéndose en el primer discípulo en París del fundador de la Compañía de Jesús.
En 1530 Fabro recibió el grado de bachiller y de licenciado en Artes, y empezó un periodo de seis años de estudio intermitente de Teología. A inicios 1534 hace los Ejercicios Espirituales completos, también bajo la guía de Ignacio.
Fue tal su compenetración con los Ejercicios que, más tarde, San Ignacio lo consideró para ser director de los mismos. Alguna vez el primer general de los jesuitas se refirió a Fabro como "el mejor director de Ejercicios" entre todos sus compañeros.