Cada 30 de julio, la Iglesia Católica celebra a San Pedro Crisólogo, Padre y Doctor de la Iglesia, quien ocupó la sede arzobispal de Rávena (Italia) entre los años 433 y 450.
Se le llama “crisólogo” (palabra de oro) como reconocimiento a su gran elocuencia, plasmada en numerosos y bellos sermones.
San Pedro Crisólogo fue un incansable predicador, muy dado a animar a los fieles en el ejercicio de la virtud, el amor a Cristo y el deseo de santidad. Basta mostrar un fragmento de sus sermones para que eso quede en evidencia:
“Llevemos íntegra y con plena semejanza la imagen de nuestro Creador: no imitándolo en su soberanía, que sólo a él corresponde, sino siendo su imagen por nuestra inocencia, simplicidad, mansedumbre, paciencia, humildad, misericordia y concordia”.
“Él le dijo: ‘Apacienta a mis ovejas’” (Jn 21, 15)
San Pedro Crisólogo nació en Imola (Italia), alrededor del año 400, sin que se haya podido establecer con exactitud la fecha exacta de su nacimiento.