SANTIAGO,
Ni la lluvia, el frío, las duchas heladas o las extensas caminatas impidieron que más de 2.000 jóvenes vivieran una intensa semana de solidaridad cristiana durante sus vacaciones de invierno. Los participantes de Trabajo País, Misión de Vida y Siembra UC de la Pontificia Universidad Católica de Chile, llevaron alegría y fe a 55 localidades a lo largo de Chile entre el 11 y el 19 de julio pasado.
Se trató de estudiantes de más de 70 instituciones de educación superior y secundaria que recorrieron en grupos localidades que van desde el norte en Arica hasta el sur como Chiloé. Ellos se organizaron para construir proyectos solidarios e ir al encuentro de tantas personas que esperan un mensaje de fe y esperanza.
De esta manera los jóvenes misioneros hicieron eco de las palabras que entregó el Arzobispo de Santiago, Cardenal Ricardo Ezzati, cuando en la Santa Misa de envío los motivó diciendo que "el país necesita misioneros que vayan a aquellos que están más lejos llevando el testimonio de la alegría de ser cristianos".
"Nos tocó caminar mucho. Las casas estaban muy distantes una de otra y hubo días en que llovía mucho, hacía mucho frío. Pero ahí estábamos preparando las oraciones, los talleres y las distintas actividades para la gente", comentó María José Lagomarsino, estudiante del colegio Everest en Santiago que viajó a la localidad de Meliquina, Valdivia, en el sur del país.
El jefe nacional de Trabajo País, Vicente Donoso, aseguró que "hay algo que nos une, que es mucho más grande que construir, que nos mueve a ir a estos trabajos y a entregarnos por entero. Nuestro deseo es llevar a Cristo a los demás y todas nuestras acciones deben apuntar a hacer realidad este objetivo".
Los voluntarios que participan en estas misiones tienen un fuerte compromiso cristiano para forjar amistades duraderas y dejar huellas que trascienden las paredes de los colegios y la educación superior.