QUITO,
Esta noche, en el encuentro del Papa con la sociedad civil en la Iglesia de San Francisco en Quito, una catequista octogenaria y un grupo de niños y jóvenes con Síndrome de Down conmovieron al Santo Padre con las palabras y la música que le ofrecieron.
Uno de los testimonios más emocionantes de la noche fue el de Imelda Caicedo Vega, representante del Pueblo Montubio, que con sus 85 años recordó sus 60 años como catequista.
Cuando la catequista concluyó su testimonio, el Santo Padre se acercó contento a saludarla y le preguntó: "¿Ochenta y cinco años?" "Sí", contestó la señora. Y el Pontífice preguntó: "¿Por qué no me da la receta?", lo que generó las risas y aplausos de los asistentes.
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Caicedo le dijo al Papa en su breve alocución que "la noticia de su visita nos llenó de mucha alegría, porque vemos en Su Santidad al enviado del Señor… queremos ser también misioneros, vivir y anunciar el Evangelio con alegría, como lo hicieron Santa Narcisa de Jesús Martillo y la Beata Mercedes de Jesús Molina, hijas del pueblo montubio, orgullos de nuestra raza".