VATICANO,
Las heridas que se abren en la propia convivencia de las familias fue el tema elegido por el Papa Francisco este miércoles en la catequesis de la Audiencia General.
En la Plaza de San Pedro, el Pontífice abordó lo que sucede cuando "en la misma familia se hace mal" y se provocan heridas que "dejan una marca para toda la vida". A su vez, recordó que el hombre y la mujer casados son "una sola carne" y por tanto, sus heridas son también las de sus hijos.
"En la familia, todo está entrelazado: cuando su alma está herida en cualquier punto, la infección contagia a todos". Y cuando "un hombre y una mujer, que se han comprometido en ser 'una sola carne' y a formar una familia, piensan obsesivamente en las propias exigencias de libertad y de gratificación, esta distorsión afecta profundamente el corazón y la vida de los hijos".
"Muchas veces los niños se esconden para llorar solos, tantas veces", reconoció el Papa.
"El vaciamiento del amor conyugal difunde resentimiento en las relaciones. Y a menudo la desintegración 'aplasta' a los niños", sostiene.
"Sabemos bien que en ninguna historia familiar faltan los momentos en los que la intimidad de los familiares más queridos es ofendida por el comportamiento de sus miembros. Palabras o acciones (también omisiones) que, en lugar de expresar amor, lo eliminan y, peor aún, lo mortifican".