VATICANO,
El Papa Francisco señaló esta mañana, en la Misa de la capilla de la Casa Santa Marta, que Dios bendice a las persona con la riqueza pero estas deben ser usadas para el bien común, para salvar el corazón.
"Hay una cosa que es verdadera, cuando el Señor bendice a una persona con las riquezas: lo hace administrador de aquellas riquezas para el bien común y para el bien de todos, no para el propio bien. Y no es fácil convertirse en un administrador honrado, porque existe siempre la tentación de la avidez, de ser importante", dijo el Santo Padre.
"El mundo -prosiguió- te enseña esto y nos lleva por este camino. Pensar en los demás, pensar que lo que yo tengo está al servicio de los demás y que nada de lo que tengo me lo podré llevar conmigo. Pero si yo uso lo que el Señor me ha dado para el bien común, como administrador, esto me santifica, me hará santo".
El Pontífice señaló luego que esto es la "lucha de cada día" que tiene como fin "el bien común" porque "administrar la riqueza es un despojarse continuamente del propio interés y no pensar que estas riquezas nos darán la salvación".
En su opinión, "las riquezas tienen la tendencia a crecer, a moverse, a tomar el lugar en la vida y en el corazón del hombre". Pero si su única motivación es la acumulación de bienes, las riquezas le invadirán el corazón y se convertirá en "corrupto". Y al contrario, si se usan para los demás, para el "bien común" se salva el corazón.
Para el Pontífice, "acumular es precisamente una cualidad del hombre" y "hacer las cosas y dominar el mundo también es una misión". "Esta –afirmó el Papa– es la lucha de cada día: cómo administrar las riquezas de la tierra bien, para que estén orientadas al cielo y se conviertan en riquezas del cielo".