Cada año, la Iglesia Católica celebra la Jornada Mundial de Oración por la Santificación de los Sacerdotes en la Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús (primer viernes después de la celebración del Corpus Christi).
Esta jornada de oración fue instaurada en 1995 por el Papa San Juan Pablo II, haciéndola coincidir con la Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús, celebración dedicada al amor de Cristo por la humanidad y del que todo sacerdote es reflejo. Año a año quien ocupa la sede de Pedro -hoy, el Papa León XIV- renueva esa convocatoria a través del Dicasterio para el Clero.
Sacerdocio, Jueves Santo y el Corazón de Jesús
1995 fue un año especial, marcado por la preocupación del Sumo Pontífice, San Juan Pablo II, por la fidelidad de los sacerdotes y el aumento de las vocaciones sacerdotales. El 25 de marzo de ese año, con ocasión de la solemnidad de la Anunciación del Señor, el Papa enviaba a los sacerdotes del mundo una misiva: “Carta del Santo Padre Juan Pablo II a los Sacerdotes con ocasión del Jueves Santo de 1995”. En ella hacía un llamado a volver la mirada a la esencia del sacerdocio, realizada plenamente en Cristo Jesús, y a contemplar lo acontecido en la Última Cena, la noche del Jueves Santo:
«El Jueves Santo, acercándonos a los orígenes de nuestro sacerdocio, nos recuerda también el deber de aspirar a la santidad, para ser "ministros de la santidad" en favor de los hombres y mujeres confiados a nuestro servicio pastoral. En esta perspectiva parece como muy oportuna la propuesta, hecha por la Congregación para el Clero, de celebrar en cada diócesis una "Jornada para la Santificación de los Sacerdotes" con ocasión de la fiesta del Sagrado Corazón, o en otra fecha más adecuada a las exigencias y costumbres pastorales de cada lugar. Hago mía esta propuesta deseando que esta Jornada ayude a los sacerdotes a vivir conformándose cada vez más plenamente con el corazón del Buen Pastor».
El Papa santo insistía: "Pidamos también sacerdotes santos, formados 'según el Sagrado Corazón de Cristo'", invitando a las vocaciones y a quienes ejercen el sacerdocio ministerial a mirar “al que traspasaron”, a ser sacerdotes nutridos de la Palabra de Dios.