VATICANO,
"Crisis de matrimonio y Eucaristía", documento publicado por el Cardenal Ennio Antonelli, ilumina la enseñanza de la Iglesia sobre la indisolubilidad del matrimonio y por qué –por el bien de las personas–, no se puede admitir a los divorciados en nueva unión a la Comunión Eucarística, afirmó el Cardenal Elio Sgreccia, Presidente Emérito de la Pontificia Academia para la Vida.
Este documento, publicado de cara al Sínodo de la Familia de octubre, responde a las propuestas de algunos purpurados, como el Cardenal Walter Kasper (a quien no menciona), para que el Vaticano modifique las enseñanzas de la Iglesia –en una supuesta apertura–, y se permita comulgar a los divorciados en nueva unión.
Ante esto, el Cardenal Antonelli recuerda que el matrimonio sacramental "es indisoluble por voluntad de Jesucristo. La separación de los cónyuges es contraria a su voluntad".
Por ello, "la nueva unión de un cónyuge separado es ilegítima y constituye un grave desorden moral permanente; crea una situación que contradice objetivamente la alianza nupcial de Cristo con la Iglesia, que se significa y actúa en la Eucaristía".
Por esta razón, indicó el Purpurado, "las personas divorciadas que se han vuelto a casar civilmente no pueden ser admitidas a la comunión eucarística, ante todo por un motivo teológico y después por un motivo de orden pastoral".
"Si se admitieran estas personas a la Eucaristía, los fieles serían inducidos a error y confusión acerca de la doctrina de la Iglesia sobre la indisolubilidad del matrimonio", indicó el Purpurado, quien recordó que estas personas deben ser acogidas pastoralmente para que sepan que a pesar de su situación irregular, siguen siendo parte de la Iglesia.