Cada 9 de junio la Iglesia recuerda a la Beata Ana María Taigi, mística y laica italiana vinculada como terciaria a la Orden de la Santísima Trinidad y de los Cautivos, cuyos miembros son conocidos como ‘trinitarios’. Ella vivió entre los siglos XVIII y XIX.
Ana María estuvo casada y se santificó como esposa y madre. Hoy es considerada patrona de las madres de familia y las amas de casa.
“Aquella mujer era una felicidad para mí y un consuelo para todos... Con su maravilloso tacto, era capaz de mantener una paz celestial en el hogar”, con estás cálidas palabras describía Domingo Taigi a la Beata Ana María, su esposa, con quien tuvo siete hijos.
Una infancia dura
Anna Maria Gesualda Antonia Gianetti fue el nombre de pila de la beata. Nació en Siena (Italia) en 1769. Sus padres tenían una posición económica acomodada, pero lo perdieron todo y se vieron obligados a emigrar a Roma en busca de una situación más favorable. Ambos se dedicaron a trabajar en el servicio doméstico, mientras que Ana María fue internada en una institución educativa para niños sin recursos. Lamentablemente, las carencias económicas de la familia crearon en casa un clima de permanente tensión, en el que la pequeña Ana María sufriría las consecuencias -insultos y maltratos constantes-.
A los trece años la beata empezó a ganarse el pan con su propio trabajo. Primero laboró en un taller de tejido de seda y luego pasó a integrar el servicio doméstico del palacio de una de las familias más acaudaladas y prestigiosas del momento, los Chigi.