Cada 6 de junio, la Iglesia Católica celebra a San Marcelino Champagnat, sacerdote francés fundador de la Congregación de los Hermanos Maristas. A San Marcelino le tocó vivir tiempos en los que su Francia natal pasaba por una profunda crisis social y política.
El santo lideró la que sería la respuesta de la Iglesia a esas circunstancias: un movimiento religioso centrado en el acceso a la educación, especialmente dedicado a la formación de niños y jóvenes.
La educación, regalo del Cielo
Marcelino José Benito Champagnat Chirat nació el 20 de mayo de 1789 en Marlhes (Francia), en el seno de una humilde familia que habría de sufrir las consecuencias del anticlericalismo y del odio a la fe que acompañó a la Revolución Francesa.
Su madre lo consagró de pequeño a la Virgen María, y una de sus tías, que le era muy cercana, fue la que le enseñó las primeras letras. Esa tía fue quien introdujo al pequeño Marcelino en el conocimiento de la vida de los santos.
Lamentablemente, el entonces más joven de los Champagnat no pudo llegar más lejos en su formación escolar, pues su familia no tenía cómo costearla. Marcelino crecería sin asistir a la escuela, pero como sabía leer, se hizo aficionado a las lecturas piadosas que podía encontrar en casa o donde alguno de sus familiares. Con estas aprendió mucho, principalmente sobre el amor a Dios y a la Iglesia.