LIMA,
¿Qué beneficios prácticos tiene la censura para los libros católicos y la enseñanza de la fe? ¿Qué significados tienen frases latinas como "imprimatur" o "nihil obstat" que encontramos incluso en la Biblia? El secretario general de la Facultad de Teología Pontificia y Civil de Lima (Perú), Gabriel Romero, iniciador de la Feria del Libro Católico, que ha celebrado recientemente su segunda edición, tiene la respuesta.
La Facultad de Teología Pontificia y Civil de Lima es la más antigua de América, con 475 años de antigüedad.
En entrevista con el director de la Enciclopedia Católica, José Gálvez, Gabriel Romero destacó que "no se puede escribir cualquier cosa sobre temas importantes como los teológicos, en este caso, y de ninguna otra ciencia, sin un rigor medianamente científico o de investigación seria".
"Vemos a diario muchas especulación, hipótesis o lanzan una pregunta disparadora mediáticamente y se quedan en la pregunta. Nos encontramos con libros de carátulas bonitas pero carentes de contenido, y se quedan en ese plano sin llegar a comprobar mínimamente si lo que se está exponiendo llega a una conclusión universal".
Por eso, destacó, "es ventajoso que alguien con rigor u autoridad dé su visto bueno, sea el obispo del lugar o alguna persona por el cargo que ocupa en la Iglesia con seriedad académica, para saber que ese libro está comulgando con el sentir, pensar, el Magisterio y moral de la Iglesia".
En la primera hoja de un libro católico, señaló, se puede encontrar expresiones como "imprimatur"( del latín, "imprímase"), que "es una declaración oficial por la jerarquía de la Iglesia Católica de que una obra literaria o similar está libre de error en materia de doctrina y moral católica, y se autoriza por lo tanto su lectura por los fieles católicos".