SANTIAGO,
En medio de la reciente protesta estudiantil llevada a cabo la noche del 28 de mayo en Santiago de Chile, un grupo de manifestantes atacaron la histórica iglesia de la Gratitud Nacional ubicada en plena capital del país, lanzando artefactos incendiarios que afectaron sobre todo las puertas del templo. El hecho fue duramente condenado por el Arzobispo de Santiago, Cardenal Ricardo Ezzati.
"Aquí además de un hecho religioso que ha sido profanado, hay también una falta muy grave a lo que es la conciencia cultural, a las raíces históricas de un país, sobre esto no se puede construir un futuro digno de las personas humanas, de solidaridad, de justicia y de paz", dijo el Purpurado a los medios esta mañana, luego de visitar la iglesia.
La iglesia de la Gratitud Nacional es monumento nacional de Chile desde 1989. Su última restauración fue en 2012, a causa de los graves daños sufridos por el terremoto en 2010 y también por otro ataque durante protesta estudiantil en 2011.
"Nunca una destrucción es algo positivo de lo que es el derecho a manifestarse", sostuvo el Arzobispo, al referirse al ataque al templo y a muchas otras instalaciones ubicadas en el centro de Santiago, que fueron víctimas de encapuchados que suelen aprovecharse del anonimato de las manifestaciones sociales.
"Sobre hechos concretos, marchas, yo no tengo ninguna autoridad, simplemente pienso que la libertad es un don grande que tiene que ejercerse en el respeto de las libertades de los demás", sostuvo el Cardenal Ezzati.