21 de noviembre de 2024 Donar
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Entre la caricatura y la historia: Tres facetas que nos acercan al auténtico Mons. Romero

Mons. Oscar Arnulfo Romero. Foto Arzobispado de San Salvador

Mons. Oscar Arnulfo Romero mañana será beato y mientras en El Salvador todos celebran, cierta prensa insiste en difundir mitos sobre el mártir. Uno de los más conocidos expertos en la vida de Mons. Romero es Federico Hernández Aguilar quien desde esta capital espera que se conozca el rostro real del nuevo beato.

Hernández, poeta, ex ministro de cultura, ex diputado y actual director ejecutivo de la Cámara de Comercio de El Salvador, abordó en una entrevista con ACI Prensa aspectos tergiversados y facetas desconocidas sobre Mons. Romero, el sacerdote diocesano que llegó a ser Arzobispo de San Salvador en la época previa a la guerra civil.

Según Hernández, cuando comenzó a estudiar los documentos biográficos de Mons. Romero, se dio cuenta que "yo no tenía un retrato sino una caricatura de Mons. Romero. Y eso creo que es lo que le ha pasado durante los últimos 35 años a los salvadoreños".

"Luego de su asesinato (cuando celebraba Misa) en 1980, él comienza a ser muy manipulado, sobre todo por la izquierda más radical del país, y eso también pesó en contra de su imagen para muchos salvadoreños", lamentó. "Somos hijos de una guerra civil que polarizó el país y todavía lo mantiene bastante polarizado", agregó.

1.- No era marxista sino un convencido del Evangelio

Hernández Aguilar ha estudiado el diario de Mons. Romero, sus cartas pastorales y los ocho tomos de sus homilías en las que, aseguró, se puede encontrar "una dimensión integral del personaje, las cosas que realmente decía".

"Mons. Romero encarnaba un llamamiento evangélico, encarnaba ese llamado que Jesús nos hacía de cuidar a los pobres, velar por los demás, no encerrarnos en nuestro propio ombligo".

Lamentablemente, señaló, "hay gente que piensa que él solamente criticó la violencia de parte del ejército, que por supuesto que la criticó y fue muy duro, pero también criticó la violencia que en aquel momento comenzaba a hacer la guerrilla".

Mons. Romero, aseguró el experto, fue además "muy enfático, primero al decir que no estaba a favor del marxismo, pero además que la violencia radicalizada por las ideas marxistas no conducían a nada bueno".

Mons. Romero era un hombre de profunda oración y "fiel a la Iglesia Católica hasta el último día, todo lo consultaba con el Magisterio" con una obediencia especial al Papa "a quien él reconocía como Cristo en la tierra".

2.- Tenía un especial cariño por San Josemaría Escrivá y el Opus Dei

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Hernández destacó además el profundo afecto de Mons. Óscar Romero por la Prelatura Personal del Opus Dei.

"Hay una relación, a lo largo de toda su vida de Mons. Romero, de cariño por la Obra (Opus Dei)", destacó, y recordó que "se sabe de un encuentro que tuvo con el fundador del Opus Dei, San Josemaría Escrivá, en Roma" que fue muy emotivo.

"En una ocasión cuando ya Monseñor (Romero) era Obispo fue recibido en Roma por orden de San Josemaría por gente de la Obra para que lo trataran bien, para que lo hicieran descansar, y que estuviera tranquilo, porque lo veían nervioso, lo veían tenso por lo que estaba ocurriendo en El Salvador".

En 1975, tras la muerte del fundador del Opus Dei, "uno de los primeros obispos del mundo que mandó cartas al Papa pidiendo su beatificación fue precisamente Mons. Romero".

"Luego, quien fue su sucesor a cargo del Opus Dei, Mons. Álvaro del Portillo, ahora Beato también, proclamado por el Papa Francisco, tuvieron una correspondencia muy afectuosa", señaló.

3.- Nunca dijo "Si me matan, resucitaré en el pueblo salvadoreño"

Hernández reveló que Mons. Romero nunca pronunció una de las frases más populares que le atribuyen.

Roberto Morozzo della Roca, investigador italiano, realizó una detallada investigación sobre la vida de Mons. Romero, que fue incluida dentro del proceso de beatificación. En ella, explicó Hernández Aguilar, queda en evidencia "que la frase es apócrifa".

"Morozzo della Roca hace una investigación muy exhaustiva y descubre que un periodista guatemalteco publica una entrevista que supuestamente se habría dado por teléfono entre él y Mons. Romero, pero la publica justo días después de su asesinato. Mons. Romero no podía ya defenderse contra eso".

Morozzo della Roca encontró además "que ese periodista tenía ya antecedentes de haber mentido en otras entrevistas" e incluso años antes se atribuyó a sí mismo "una frase muy parecida a la que años después atribuye a Mons. Romero".

En contraste, "si uno lee los apuntes espirituales de Mons. Romero, días, semanas antes de su asesinato, uno no descubre ese mesianismo en Mons. Romero".

"Mons. Romero sí tenía miedo a morir, se daba cuenta de que su muerte iba a ser violenta además, y tenía un miedo natural", señaló Hernández Aguilar, subrayando que "es evidente que no es capaz de decir unos días antes de su muerte una frase tan mesiánica".

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Para Hernández es "muy factible que el Papa Francisco se identifique un poco" con Mons. Romero por las tergiversaciones de la prensa sobre sus mensajes.

"Eso le pasaba todo el tiempo a Mons. Romero, todo el tiempo. Por eso yo encuentro muy factible que el Papa Francisco se identifique un poco, hasta por esas razones, con Mons. Romero".

Mons. Romero, reiteró, "fue muy tergiversado. Él mismo además lo denunciaba, él decía 'no tergiversen mis palabras, por favor consignen las cosas que he dicho y cómo las he dicho'".

La guerra civil en El Salvador comenzó en 1980 y duró doce años, enfrentando a las agrupaciones de izquierda conglomeradas en el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) y las Fuerzas Armadas de El Salvador, que respondía a un gobierno de extrema derecha.

En este contexto de enfrentamientos fue asesinado el entonces Arzobispo de San Salvador, Mons. Óscar Arnulfo Romero, el 24 de marzo de 1980. A inicios de febrero de 2015, el Papa Francisco reconoció que la muerte del Prelado salvadoreño fue por odio a la fe y aprobó su beatificación.

"Creo que Mons. Romero va a ayudar bastante a que en los próximos años no solamente vayamos reconociendo quién fue en verdad y que nos vayamos también a ir identificando con su mensaje. Vamos a comenzar a vernos entre nosotros de otra manera", agregó Hernández.

"Si eso además nos pone a rezar y nos hace ver a la Iglesia de otra manera, y quienes manipulan a Mons. Romero dejan de manipularlo dándose cuenta que destruyen su mensaje y se convierten en asesinos de su mensaje, como otros lo fueron de su persona, eso va a ayudar bastante a que el país se reconcilie finalmente", indicó.

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