Cada 22 de mayo la Iglesia Católica celebra a una de las santas más queridas y populares de todos los tiempos: Santa Rita de Casia.
Su nombre de pila fue “Margherita”, de donde probablemente viene el sobrenombre ‘Rita’, como forma abreviada y afectuosa de llamarla. Sea este o no el caso, el nombre, por sí mismo, “Rita” ha llegado a evocar muchísimas cosas bellas, empezando por el amor a Cristo que brota en los corazones que se esfuerzan en amar, así como la ternura con que Él responde a ese amor, especialmente derramada sobre los que sufren.
Una experiencia dolorosa del matrimonio
Rita fue una mujer sencilla y a la vez extraordinaria. Siendo adolescente se sintió llamada a la vida religiosa, pero sus padres no estuvieron dispuestos a apoyarla y decidieron casarla. Ella, por obediencia, aceptó contraer matrimonio. Lamentablemente, lo que vendría después sería muy doloroso para ella, ya que su esposo resultó ser un hombre violento y empezó a maltratarla.
Con el tiempo, sin embargo, gracias a su adhesión al Señor crucificado, así como a su oración constante y entereza -siempre dispuesta a devolver bien por mal-, Rita logró que su marido cambiara de vida y se convirtiera. Precisamente por eso esta santa mujer ha merecido el sobrenombre de ‘la santa de los imposibles’.
Santa Rita de Casia no solo es la patrona de las causas imposibles, también todos aquellos que pasan necesidad.