VATICANO,
En la Audiencia General de este miércoles en la que meditó sobre la educación de los hijos, el Papa Francisco recordó una anécdota de su niñez en la que recibió una importante enseñanza de su madre.
El Santo Padre dijo que "cuando estaba en cuarto grado de la escuela primaria había dicho una mala palabra a la maestra y la maestra, una buena mujer, llamó a mi mamá. Ella fue al día siguiente, hablaron entre ellas y después me llamaron".
"Mi mamá delante a la profesora me ha explicado que lo que yo había hecho era algo malo, que no debía hacerlo; y mi mamá lo ha hecho con tanta dulzura y me ha pedido pedirle perdón a la maestra. Yo lo he hecho y después me he quedado contento porque pensé 'ha terminado bien la historia'. "¡Pero eso era el primer capítulo! Cuando regresé a casa, comenzó el segundo capítulo… Ya eso imagínenlo ustedes".
"Hoy en día –dijo luego el Papa– si la maestra hace algo de este tipo, al día siguiente se encuentra a los dos padres o a uno de los dos para regañarla, porque los 'expertos' dicen que los niños no se deben regañar así".
"¡Han cambiado las cosas! Por este motivo, los padres no deben autoexcluirse de la educación de los hijos", afirmó.
En septiembre de 2014, el Papa Francisco compartió esta anécdota por primera vez cuando recibió en el Vaticano a los participantes de un evento sobre educación.