REDACCION CENTRAL,
Poco antes que San Juan Pablo II partiera a la Casa del Padre en el 2005, le fueron extraídas unas gotas de sangre que después de más de 10 años permanecen, inexplicablemente, frescas y sin secarse. Ahora están contenidas en un relicario que recorre diversos países del continente americano.
Para la madre Adela Galindo, fundadora de las Siervas de los Corazones Traspasados de Jesús y María, comunidad responsable de llevar la reliquia, "(la sangre) verdaderamente está líquida porque el Señor así lo desea".
"Creo que la preservación de esta sangre simplemente tiene un sentido muy grande de recordarnos que su legado, que su magisterio tan luminoso, tan fecundo y tan amplio y tan largo debe mantenerse vivo en nuestro corazón", dijo la religiosa a ACI Prensa.
La peregrinación de la reliquia surgió de un diálogo que ella tuvo con Mons. Slawomir Oder, postulador de la causa de Canonización de San Juan Pablo II. "Hablábamos de la reliquia y qué bueno sería que las reliquias llegaran a América, y yo inocentemente pregunté: '¿qué debo hacer?'"
"Y me dijo: 'nada, excepto que solo a ti te la entrego para que tú la lleves y organices estas peregrinaciones'. Así lo hemos hecho, ya van tres etapas de la peregrinación por el continente americano y esta tercera etapa corresponde a Latinoamérica", señaló.
En cada ciudad y templo al que van las hermanas, miles de fieles se acercan devotamente a venerar la reliquia de primer grado, es decir que pertenece al cuerpo, en este caso sangre que se mantiene líquida.