Como miembro de una delegación iraquí invitada ante un comité del Congreso de Estados Unidos, la hermana Diana Momeka, señaló que después de haber perdido sus casas, su patrimonio y su sentido de dignidad, los cristianos de su país víctimas del Estado Islámico se sienten abandonados por la comunidad internacional pero su fe en Dios se mantienen inquebrantable.
La hermana Diana había solicitado una visa para entrar a Estados Unidos que fue inicialmente negada por el Consulado de Estados Unidos debido a su condición de "persona internamente desplazada".
En medio de una creciente presión, finalmente pudo ingresar al país y testificar ante el Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara sobre "la guerra de ISIS sobre las minorías religiosas".
"No soy más que una pequeña persona, una víctima de ISIS y toda su brutalidad", declaró la religiosa en un testimonio escrito para el comité.
La fe de los cristianos iraquíes desplazados está "aumentando cada vez más", afirmó la religiosa dominica al Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara de Estados Unidos el 13 de mayo, día de la Virgen de Fátima.
Muchos de los desplazados viven en muy malas condiciones: familias que buscan refugio en contenedores, padres sin trabajo y niños sin educación. Sin embargo, el espíritu no se ha quebrantado por la adversidad. "Nos está haciendo más fuertes", afirmó.