MADRID,
El Padre Douglas Bazi ha sido testigo en primera persona de los horrores perpetrados por el Estado Islámico en Irak. Durante nueve días fue secuestrado por este grupo terrorista musulmán y ahora clama para que el mundo no se olvide de los cristianos y que protejan a las minorías en este país de Medio Oriente.
"No me sorprendió que me secuestraran, lo que sí me sorprende es seguir vivo". Así de contundente se expresa el Párroco de la iglesia de San Elías en Erbil (Irak) a quien un día, después de celebrar la misa y de camino a casa de unos amigos dos coche le cortaron el paso para secuestrarlo "Mi primer pensamiento fue: 'Este es mi fin, me van a matar'", recuerda el P. Douglas en entrevista concedida a ACI Prensa.
Le vendaron los ojos y le amenazaron con dispararle inmediatamente si veía a sus secuestradores. Lo metieron en el maletero de un auto y lo llevaron a una casa donde estuvo encerrado durante nueve días. "Sangraba muchísimo porque me habían dado muchos golpes en la cara con un martillo y con las rodillas", relata.
"Me pusieron unas cadenas y unos grilletes. Allí pasé nueve días horribles", recuerda y destaca que lo único que le consolaba en ese tiempo era rezar el rosario.
En ese tiempo, relata, pudo rezar los mejores rosarios de su vida con la ayuda de las cadenas, con los eslabones con los que lo tenían sujetado los secuestradores a los que aconsejaba durante el día y que lo torturaban por las noches. Nueve días en total en los que no recibió comida ni agua.