REDACCION CENTRAL,
Las "florecillas" eran consejos o propósitos que San Juan Bosco daba a los jóvenes para ofrecerlos a María en mayo. "Para contentar a la Virgen hagamos todo lo que podamos, recibiendo los santos sacramentos y practicando las florecillas", decía.
La tradición de las florecillas se ha conservado hasta hoy y en la Familia Salesiana, cada día del mes mariano, se realiza un propósito por amor a la Virgen para presentar un gran ramillete de buenas acciones, así como en el sueño descrito a continuación:
El 30 de mayo 1865, Don Bosco les contó a sus muchachos un sueño en el que vio un altar a María y a los chicos del oratorio salesiano con regalos avanzando en procesión. Unos llevaban flores y otros regalos extraños.
El "Ángel de la Guarda del oratorio" recibía los ramos de flores, pero separaba las estropeadas. Las bonitas sin perfume también eran retiradas porque "la Virgen quiere realidades y no apariencias", afirmó Don Bosco.
Cuando llegó uno que llevaba una cabeza de cerdo, el ángel lo reprendió porque esto era símbolo de la impureza. "María, que es toda pureza, no puede soportar este pecado. Retírate, pues; no eres digno de estar ante Ella", dijo el ángel.
A los que llevaban un gato, el ángel les dijo que ese animal era imagen del robo y a los que tenían sapos, que estos representaban el pecado del escándalo. Más allá, un grupo avanzaba con un cuchillo en el corazón, objeto que simboliza los sacrilegios. Todos ellos fueron apartados.