GALILEA,
En las emergencias y catástrofes humanitarias la Iglesia está siempre presente. Esta presencia la conoce muy bien el Cardenal Josef Cordes, Presidente Emérito del Pontificio Consejo Cor Unum, el organismo de la Santa Sede que se encarga de la ayuda caritativa internacional.
En entrevista concedida a ACI Prensa el Cardenal explicó algunos detalles del trabajo de este Pontificio Consejo que dirigió durante 15 años y que no solo se desarrolla bajo una dimensión material, sino también espiritual en desastres naturales como inundaciones, sismos como el ocurrido en Nepal hace unos días –para quienes el Papa Francisco ya ha enviado una importante donación–o ante la persecución de los cristianos en Medio Oriente.
"Primero hay que saber que en la Iglesia tenemos el principio de la subsidiaridad, que deja libertad para realizar las iniciativas que se deseen". En esta realidad, "algunas veces el Papa quiere dar un signo, hacer un gesto en circunstancias importantes", destaca el Purpurado y recuerda que "yo he acudido muchas veces a lugares que han sido golpeados por terremotos, inundaciones, enfermedades… por ejemplo, después de la guerra fui a Irak".
"Si el Papa quiere dar un signo de su compasión, de su ayuda, es tarea del Cor Unum, de nuestro dicasterio", asegura el Cardenal alemán.
En su experiencia, "he visto muchas veces que no solo cuenta que uno lleve dinero; no cuenta tanto la cifra que está impresa en el billete o en la moneda, sino el hecho de que la gente que se encuentra en necesidad compruebe que no está sola y que el mismo Papa está con ellos".
A este respecto, "es muy importante la dimensión emocional de ayudar". "A menudo hacemos del 'ayudar' un proceso materialista. Esto al final es importante, pero no suficiente. La gente quiere una nueva esperanza, quiere un futuro, un apoyo de la fe".