ROMA,
La sangre de los mártires sirios es un bálsamo para los cristianos, afirmaron los Patriarcados de Antioquía, de la Iglesia Ortodoxa y Siriana Ortodoxa, pues con su fidelidad a Cristo acallaron a los verdugos que esperaban oírlos traicionar, retractarse y rendirse a la intimidación.
Los patriarcas emitieron una declaración al cumplirse el 22 de abril dos años del secuestro de los arzobispos de Alepo, Mons. Pablo (Yazigi) y Mons. Juan (Brahim), de quienes aún no se tienen noticias.
"A nuestros hermanos de la palabra, a nuestros hijos de Alepo, en quienes hemos sembrado la semilla de la verdad, del sacrificio y del servicio: ¡La siembra ha crecido! Estamos orgullosos de sus frutos. Su paciencia fortalece la nuestra y la premia. ¿Por qué no, si ustedes son nuestra corona de "gloria" y de "regocijo" en el juicio de la Buena Nueva?", expresó el comunicado, publicado días después de los intensos bombardeos que grupos rebeldes musulmanes lanzaron contra los barrios cristianos y que han dejado cientos de heridos y un número indeterminado de muertos.
Los patriarcas denunciaron que Medio Oriente, donde el Estado Islámico (ISIS) y otros grupos musulmanes asesinan cristianos y yazidíes, "se ha vuelto un campo abierto a todo mal", se apuesta a destrozar la vida y a "caricaturizar a Dios en sus religiones". "Lo justo triunfa en la tierra gracias al socorro del Cielo, pero nunca apelando al nombre de Dios para 'esclavizarlo' a nuestros caprichos y a nuestras pasiones".