ERBIL,
"Por la noche, a menudo oímos disparos", relata el P. Steven, sacerdote en Alqosh, Irak, "pero afortunadamente estamos un poco lejos del conflicto", agrega. De hecho, en distancia a vuelo de pájaro, este pueblo está a solo 10 kilómetros de distancia de la primera línea donde se enfrentan las tropas fuertemente armadas de los peshmerga kurdos y los terroristas del Estado Islámico (ISIS).
Cuando el clima es bueno, se pueden ver los pueblos cristianos ubicados en la Meseta de Nínive que ahora están bajo control del ISIS.
"Allá está mi pueblo, Batnaya", dice el sacerdote caldeo, señalando en dirección a la comunidad que fue una vez cristiana. "Yo fui el último en salir Batnaya. Los yihadistas llegaron poco después".
Decenas de sacerdotes y religiosos se han convertido en personas sin hogar el año pasado como consecuencia de la ofensiva de ISIS. No solo han perdido sus conventos, iglesias y monasterios, sino que también escuelas y hogares para niños. Toda la infraestructura de un apostolado construida durante muchos años.
"Hemos perdido 23 de nuestros monasterios y casas", dijo la Hermana Suhama a la asociación católica internacional Ayuda a la Iglesia Necesitada. La religiosa dominica ahora vive en un poblado de casas adosadas cerca de Erbil, capital del Kurdistán.
"Éramos 26 religiosas solo en Qaraqosh. Dejamos una vida comunitaria floreciente allí. Algunas de nuestras hermanas están teniendo problemas para sobreponerse de la pérdida. Por la noche sueñan con poder volver pronto", lamenta.