CHICAGO,
Nueve cardenales, más de 50 obispos incluido al Nuncio Apostólico y una gran cantidad de fieles se congregaron hoy en la Catedral local para darle el último adiós al Cardenal Francis George, que sirviera como Arzobispo de Chicago por más de 17 años y que fuera uno de los referentes de la Iglesia Católica en Estados Unidos.
El Arzobispo de Seattle, Mons. Peter Sartain, tuvo a su cargo la homilía de la Misa de cuerpo presente, en la que recordó que "la fe del Cardenal fue simple, directa, sin pretensiones ni vergüenzas. Era espontáneo, recto, profundo y con el ánimo alegre".
"Fue completamente cristiano, completamente sacerdote, en ninguna circunstancia le parecía inapropiado dar testimonio de Cristo. ¿Cómo no podría dar testimonio de Cristo en todo lugar?", dijo el Prelado.
Mons. Sartain también resaltó la "profunda vida interior" del Cardenal George que estaba anclada en "la esperanza en el Señor" lo que le permitió vivir "una vida de con convicción y coraje".
"Nadie –prosiguió– podría disputar los extraordinarios dones intelectuales que Dios le dio a Francis George, y tampoco nadie podría ir contra el entusiasmo que puso al poner por obra estos dones".
"Lo que Francis George ha recibido también nos lo dio a nosotros. Entonces eso está en la Iglesia y así seguirá. Ahora a través mío y de ustedes", concluyó el Arzobispo.