MADRID,
La Iglesia celebra el próximo domingo la Jornada de Oración Mundial por las Vocaciones y también el Día de las Vocaciones nativas. Para ponerle cara a cada una de estas realidades, la Conferencia Episcopal Española junto con Obras Misionales Pontificas ha presentado a cuatro jóvenes, dos de ellos españoles y otros dos de territorios de misión que han respondido a la vocación a la vida religiosa.
"No es que haya menos vocaciones, porque hay partes del mundo en donde hay muchísimas. Pero creo que lo que falta son respuestas a la llamada de la vocación porque hay mucho ruido y no hay forma de que te puedas hacer la pregunta y escuchar la respuesta". Así explica Javier Cedrón la disminución de vocaciones en Europa. Y es que actualmente un tercio de las vocaciones sacerdotales en el mundo proceden de territorios de misión.
Cedrón es seminarista en Madrid y recuerda como él durante años dejó de lado su posible vocación sacerdotal, hasta que tras unos ejercicios espirituales con el movimiento de Renovación Carismática, según asegura, "no tuve más remedio que rendirme".
La hermana Benjamine Kimala Nanga, religiosa de las misioneras combonianas nació en Chad y sintió la llamada a la vida religiosa desde muy pequeña. "Cuando tenía 7 años vi una monja por primera vez, era una Hija de la Caridad", recuerda. Después de años siguiendo su vocación y terminar sus estudios básicos se encontró con la congregación un escrito de Daniel Comboni, fundador de los Combonianos y, según afirma pensó: "Este blanco que deja todo para morir por los africanos y yo que soy africana puedo dar mi vida al señor para servir mucho más".
Después tuvo que de superar el rechazo de su familia a que siguiera su vocación. "Ellos no se entendían esto de consagrar la vida a Dios y no tener hijos", asegura. "Una semana antes de que mi hermana muriera de cáncer ella me dijo: 'Siempre me he resistido a que seas monja, pero elige el camino que quieras'. Así elegí este camino y soy muy feliz", afirma.
Benjamine además subraya que las iglesias más jóvenes pueden aportar a Europa su "vitalidad y vivacidad en la fe". Sobre la gran disminución de vocaciones al sacerdocio y la vida religiosa la hermana comboniana insiste en la importancia de la "calidad" frente al "número". "Lo más importante no es ser monja, sacerdote o misionero, lo más importante es vivir la vocación que sea desde la fe y compartirlo con los que están a su lado", apunta.