ROMA,
Cuando lo veíamos en los últimos años de su vida, en los corredores de Radio Vaticana donde fue en los años 70' director, y después como organizador de los viajes papales, el Cardenal Roberto Tucci parecía siempre un poco brusco. Sus grandes cejas escondían su mirada, pero si se le observaba la sonrisa, se descubría una gran humanidad.
Nos dejó la noche de ayer a los 94 años. Roberto Tucci, clase 1921, jesuita, experto del Concilio Vaticano II, fue director de La Civiltà Cattolica de 1959 a 1967, después ocupó varios cargos en la Compañía de Jesús. Director general de Radio Vaticana de 1973 a 1985, fue organizador de 1982 a 2001 de los viajes de Juan Pablo II, que en 2003 lo creó cardenal. Pero Tucci no quiso ser ordenado obispo, por la reticencia típica de los jesuitas. Todos lo llamaban "Padre" y sus únicas señales eran la cruz y el anillo.
En el 2011 presentando mi libro "Compañeros de viaje, conversaciones al vuelo con Juan Pablo II", el cardenal relató cómo era trabajar con Juan Pablo II.
El libro recoge las inéditas respuestas del Papa a los periodistas durante los vuelos. Hoy parecen normales, pero la iniciativa vino de Juan Pablo II. El Padre Tucci recordaba que "las respuestas a los periodistas demostraban que el Papa no tenía ningún temor de encontrarlos y de ser sometido a preguntas que a veces podían generar nervios a alguien con menos capacidad de controlarse que no fuese Juan Pablo II. Su facilidad y coraje de ponerse de frente a estos periodistas, pues no todos habrían hecho preguntas sencillas. Y después la capacidad de responder rápido en diferentes lenguas. El Papa respondía a cada uno su propio idioma".
Además, si las preguntas eran irritantes las respondía "con un poco de ironía pero sin turbarse". "Para la biografía del Papa es importante tener en cuenta estas respuestas", indicó el Padre Tucci.
La relación de San Juan Pablo II con los periodistas, explica el Padre Tucci, "nos hace conocer también la capacidad de afrontar tantos problemas de manera directa y demuestra su vasto conocimiento no solo de la teología, sino también de la historia de la Iglesia y de sus situaciones. Porque el Papa Juan Pablo II, antes de ir a un país, pedía información a la Secretaría de Estado, normalmente la enviada por los nuncios, después invitaba a algunos obispos del país que visitaría para que fueran a Roma a conversar con él, también yo participaba, y hacía muchas preguntas porque quería saber de los propios obispos cuáles eran los problemas".