VATICANO,
El Papa Francisco recibió en audiencia esta mañana en el Vaticano a los participantes del "Convenio de formadores y formadoras a la vida consagrada", que desde el 8 de abril y hasta el 11 se celebró en Roma. Han participado 1.200 personas, que han hecho balance del Año de la Vida Consagrada que se celebra actualmente en toda la Iglesia.
El Papa señaló que "dentro de cada uno de ustedes veo a vuestros y nuestros jóvenes, protagonistas de un presente visto con pasión, y promotores de un futuro animado de la esperanza; jóvenes que, empujados por el amor de Dios, buscan en la Iglesia los caminos para asumirlo en la propia vida".
Haciendo gala de su habitual buen sentido del humor, Francisco exclamó que "¡Al ver que son tan numerosos no se diría que hay crisis vocacional!". "Pero en realidad –continuó-, existe una indudable disminución cuantitativa, y esto hace más urgente la tarea de la formación, una formación que plasme de verdad en el corazón de los jóvenes el corazón de Jesús, para que tengamos sus mismos sentimientos".
Retomando el tema de la crisis vocacional, dijo estar "convencido" de que "no hay crisis vocacional allí donde existen consagrados capaces de transmitir, con su propio testimonio, la belleza de la consagración". Y precisamente, "a esto están llamados". "Este es su ministerio, su misión".
Francisco dejó claro que no son solamente "maestros", sino "sobre todo testimonios de la acción de Cristo en vuestro propio carisma". Algo que "se puede hacer si cada día si se redescubre con alegría qué es ser discípulo de Jesús".
Además, aseguró que "la vida consagrada es bella, es uno de los tesoros más preciosos de la Iglesia, radicado en la vocación bautismal". Y, por tanto, es bello también ser formados ya que "es un privilegio participar en la obra del Padre que forma el corazón del Hijo en aquellos que el Espíritu ha llamado".