LONDRES,
Riley Goodger nació a las 22 semanas y 3 días de gestación. Era un bebé prematuro extremo pero respiraba por sus propios medios. Sin embargo, los médicos del hospital Cardiff de la Universidad de Gales se negaron a asistirlo y lo dejaron morir porque según la ley británica antes de la semana 24 no hay nacimientos sino abortos.
Los protocolos de atención en Gran Bretaña indican que los médicos solo pueden asistir a los bebés que nacen después de la semana 24, el actual límite para efectuar un aborto legal en el país. Los padres de Riley en memoria de su hijo han logrado un cambio en esta práctica.
Riley nació respirando independientemente en la madrugada del 29 de diciembre del 2013. 90 minutos después de su nacimiento falleció en el Hospital Cardiff de la Universidad de Gales en el Reino Unido.
Emma Jones y su esposo, Chris Goodger, presentaron una petición firmada por 2759 personas a los médicos que integran la Asamblea del Comité de Peticiones, para que asistan a los bebés que nacen a las 22 semanas y muestran signos vitales.
Ruth Walker, jefa de enfermería, dijo que los médicos se ciñeron a las pautas establecidas por el reglamento durante el nacimiento de Riley y que por eso no le brindaron atención médica dejándolo morir por estar dentro del rango del aborto legal.
"Todos los miembros de la junta de salud le dieron el pésame y lamentamos oír la devastadora experiencia de la Sra. Jones", comentó.