VATICANO,
El Papa Francisco presidió esta mañana la Misa de la Pascua de Resurrección en la Plaza de San Pedro. El Pontífice no tuvo homilía puesto que después leyó su Mensaje Pascual e impartió la tradicional bendición Urbi et Orbi (a la ciudad y al mundo).
En él, el Santo Padre, reconoció que "con su muerte y resurrección, Jesús muestra a todos la vía de la vida y la felicidad: esta vía es la humildad, que comporta la humillación".
A su vez aseguró que los cristianos "tratamos de vivir al servicio de los demás, de no ser altivos, sino disponibles y respetuosos. Esto no es debilidad, sino autentica fuerza".
Por otra parte señaló que "quién lleva en sí el poder de Dios, de su amor y su justicia, no necesita usar violencia, sino que habla y actúa con la fuerza de la verdad, de la belleza y del amor. Imploremos al Señor resucitado la gracia de no ceder al orgullo que fomenta la violencia y las guerras, sino que tengamos el valor humilde del perdón y de la paz".
Por ello pidió que Cristo "alivie el sufrimiento de tantos hermanos nuestros perseguidos a causa de su nombre", en especial en Irak y Siria. Pidió la paz también para palestinos e israelíes y el fin de los conflictos en Libia, Yemen, Nigeria, Sudán del Sur y diversas regiones del Sudán y la República Democrática del Congo. Se acordó en especial de los 147 universitarios asesinados el pasado miércoles por terroristas yihadistas en Kenia y pidió también el fin del conflicto en Ucrania.
Después del Mensaje, el Papa despidió a los fieles deseándoles una feliz Pascua. "Lleven a vuestras casas y a los que os encontréis el jubiloso anuncio de que el Señor ha resucitado, de que es el Señor de la vida".