VATICANO,
El Papa Francisco lavó los pies este Jueves Santo a 12 detenidos, hombres y mujeres, de la cárcel de Rebibbia, a las afueras de Roma. Fueron dos mujeres nigerianas, una congoleña, dos italianas, una ecuatoriana y al hijo de una de ellas. También a un hombre de nacionalidad brasileña, a otro nigeriano y a cuatro italianos.
La celebración de la Misa de la Cena del Señor y el lavatorio tuvieron lugar en el templo de la prisión, la Iglesia del Padre Nuestro.
En el interior, 300 detenidos participaron de la celebración, y aunque el Pontífice lavó los pies a doce, pocos minutos antes, en la homilía, dejó claro que en ellos estaban representados todos los demás. "Yo hoy lavaré los pies de doce de vosotros. Pero en estos hermanos y hermanas están representados todos, todos aquellos que viven aquí. Vosotros les representáis", dijo a los detenidos.
Los detenidos permanecieron sentados a ambos lados del altar, en dos grupos de seis. Sus rostros fueron de absoluta emoción ante el hecho de que el Papa Francisco, a ejemplo de lo que hizo Jesús con sus discípulos, les lavase los pies.
A cada uno, tras secárselos con una toalla, el Papa Francisco les miró sonriente y con gesto de cariño. Una de las mujeres de nacionalidad africana aprovechó para que le bendijera unas cruces que llevaba en la mano, tras lo cual se la vio orar.