Hoy, 29 de marzo, es Viernes Santo y toda la Iglesia se une en duelo y espíritu penitencial para conmemorar la Pasión y Muerte del Señor.
La liturgia de hoy, en toda su riqueza, nos depara momentos intensos en los que podremos profundizar en el misterio del sacrificio de Cristo.
En todo el mundo cristiano se llevan a cabo diversas expresiones de fe: se reza el Vía Crucis [El camino de la cruz], se escucha el “Sermón de las Siete Palabras” -reflexión en torno a las palabras que Cristo dijo en la Cruz- y se realizan procesiones o liturgias públicas semejantes, presididos generalmente por la imagen de Cristo sufriente y de su Madre Dolorosa.
En Viernes Santo no se celebra la Santa Eucaristía ni ningún otro sacramento, a excepción, claro está, del Sacramento de la Reconciliación y la Unción de los Enfermos en caso de necesidad o urgencia.
Un día para poner el corazón frente al Señor
En la tarde del Viernes Santo se realiza la Celebración de la Pasión del Señor, que conmemora los distintos momentos por los que pasó el Salvador en las horas previas a su ejecución. Ese itinerario de dolor se recuerda paso a paso a través de la lectura de la Palabra, la Adoración de la Cruz y la Comunión Eucarística -consagrada el día previo, Jueves Santo-.