ROMA,
La Misa de Pascua en Erbil –capital del Kurdistán iraquí- será celebrada en una tienda de campaña por el Prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, Cardenal Fernando Filoni. A diferencia de un templo, es en estos habitáculos improvisados en el norte de Irak a donde los refugiados llegan para participar de la Eucaristía.
Algunos fieles esperan que la situación que se vive en el país no se alargue por más de seis meses, mientras que otros, aseguran que esto no mejorará. Los refugiados temen que vuelvan los terroristas del Estado Islámico (ISIS), aunque por el momento sienten seguridad y en Erbil la vida transcurre con normalidad. Uno se acostumbra a todo, también a la guerra.
El Cardenal Filoni, que pasará toda la Semana Santa en Irak, estuvo precedido por una delegación guiada por los superiores del Pontificio Consejo Cor Unum, y compuesta por Caritas Internationalis, y los representantes de algunas Caritas locales.
La delegación visitó Erbil y Duhok, llevando solidaridad y apoyo a todos los refugiados, así como un don para los obispos locales: un icono de la Virgen "Desata Nudos", por la que el Papa Francisco siente una gran veneración. Antes de partir, el Santo Padre bendijo la imagen.
ACI Prensa participó de la visita, para la que Caritas Irak planificó una serie de encuentros institucionales y visitas a los campos de refugiados. Para que esta situación no caiga en el olvido, ahora más que nunca, es necesario pedir ayuda a la comunidad internacional.
En Erbil la vida transcurre como todos los días, la guerra no se oye, pero se ven sus señales. La capital de Kurdistán debía convertirse en el Dubái del Irak, y son prueba de ello los edificios a medio construir que se ven en las periferias cercanas al aeropuerto. La construcción se frenó al estallar la crisis y grandes canales de rascacielos irrumpen en el paisaje junto a otras construcciones todavía por terminar.