VATICANO,
La Plaza de San Pedro quedó desbordada de peregrinos que acudieron a celebrar el Domingo de Ramos en una mañana primaveral. Este día se conmemora la entrada de Jesús en Jerusalén a lomo de un burro mientras era aclamado por las gentes.
La celebración presidida por el Papa Francisco comenzó a las 9,30 de la mañana. En el centro de la Plaza, donde está situado el famoso Obelisco, el Pontífice bendijo las palmas y los ramos de olivos y después dio comienzo la Misa, en la que se proclamó el Evangelio de la Pasión.
En la Plaza y alrededores muchos jóvenes escucharon las palabras del Santo Padre. Entre ellos, unos jóvenes que celebraban, como cada Domingo de Ramos, la XXX Jornada Mundial de la Juventud con el lema "Beatos los puros de corazón, porque verán a Dios".
En su homilía, el Papa animó a seguir el camino de Jesús con humildad y a no renegar de Él, porque "el amor nos guiará y nos dará fuerza".
"En el centro de esta celebración, que se presenta tan festiva, está la palabra que hemos escuchado en el himno de la Carta a los Filipenses: 'Se humilló a sí mismo'", dijo el Papa nada más comenzar su homilía.